321 días en Michigan, un interesante drama de origen español
Luego de grabar en 2010 el corto titulado “Tres razones”, el director de origen malagueño Enrique García desarrolla su primer largometraje en 321 días en Michigan, una película que no solo conserva la misma temática sino también los mismos protagonistas de aquella primera experiencia con resultados positivos en el contacto con la crítica y con los espectadores. La cinta se enmarca perfectamente dentro del género dramático y nos presenta no solamente el gran trabajo de García en su ópera prima, sino también las destacadas actuaciones de un reparto en el que se destaca la presencia de actores como Chico García, Virginia DeMorata, Héctor Medina, Virginia Muñoz y Salva Reina. En cuanto a la línea argumental de esta cinta de origen español la misma nos presenta de cerca al personaje de Antonio, un sujeto que es obligado a pasar una temporada completa encerrado en la prisión como consecuencia de un delito de orden financiero. Solamente su pareja tiene conciencia de la real situación que atraviesa, motivo por el cual el protagonista decide inventar una historia vinculada con un viaje a Michigan para realizar un master. Como cómplice y mano derecha, su pareja se verá en la obligación de colgar cada noche una foto en un blog con el objetivo de conservar las apariencias, cuestión que se superpone con una vida entre rejas que no será nada sencilla pero que a el postre cambiará su vida para siempre.
Cuestión de apariencias
Entre las principales características de 321 días en Michigan, los especialistas han destacado el repaso que la cinta propone respecto de la integridad humana, esa cuestión que parece haberse perdido en los tiempos que corren pero que en este largometraje queda reflejado en una serie de personajes que pueden resultar todavía más bajos dentro de la sociedad. De todas formas, se establece el hecho de que si bien la apariencia que se ofrece es una, el objetivo que se persigue con la trama es precisamente lo opuesto. En esta mirada tan particular sobre las apariencias, surge como segunda problemática la cuestión de la confianza, señalando el hecho de que la traición puede provenir de la persona menos esperada, mientras que la contención y la ayuda puede aparecer desde aquellos que recién aparecen en la vida de cada uno.
